Asentí en silencio, era una manía que tenia, pro caí en la cuenta que si hablabamos por telefono no me podía ver, así que opte por hablar
-Esta bien, esperaré- dije antes de colgar.
El paseo de la parte oeste estaba casi desierto, se respiraba una calma increible, y me acerqué a un pequeño murito que separaba la arena del paseo y me senté allí a esperar, de espaldas a la ciudad mientras disfrutaba de la vista del mar, por no decir, de su sonido y olor.