Cogí la toalla y me dirigí al barco, subí a él y emprendimos el viaje de vuelta a casa.
Se le veia molesto por mi comentario y era comprensible, pero creo que estaba empezando a sentir cosas por él y no era odio ni asco por ser humano...
No quería fiarme de él, pero en mi interior había algo que me decía que era bueno y no tenía nada que ver con los ataques.