Lectura en la playa (Privado Lere y Dragonalcon)

Spoiler:

A Lere le apetecía leer en un sitio tranquilo sin personas que la interrumpieran, así que decidió ir a la playa. Era casi el atardecer y la playa estaba preciosa. Le costaba un montón andar con sus tacones, se los quitó(y las medias de rajilla también) y se los dejó en la mano izquierda, en la derecha tenía un libro y una toalla. Encontró el sitio perfecto para sentarse, estiró la toalla y se tumbó tranquilamente a tomar el sol con su piel pálida.

El sonido del mar yendo y vieniendo y el de las gaviotas por los cielos la invadía por dentro y la relajaba. Se quedó alli tumbada, abrió el libro y se puso a leer.

Dragonalcon estaba dando una vuelta en vela por la costa de la playa cuando se encontró a Lere tumbada sobre una toalla en la playa. Su piel pálida refulgía bajo ese sol tan caluroso. Al verla ahí tan solitaria, se bajo del barco, dejándolo amarrado en un muelle cercano, y fue dando una vuelta hacia la zona en la que se encontraba Lere. Y como quien no quiere la cosa, la saludo y se tumbo en una sombra de un árbol cercano a ella.

Vi a Dragonalcon dirigiéndose hacia mi, me resultaba extraño verle sin heridas. Me saludó y se sentó cerca mio. Al principio no dije nada, pero me armé de valor y me dirigí hacia él.

-¡Hola! ¿Sabes qué? Tengo preguntas que hacerte...

Me quedé pensando un momento sin saber sobre qué querría preguntarme, pero no se me ocurria nada.

-Hola Lere, ¿qué querías preguntarme?
Me quedé mirandola un momento fijandome en que se había quitado las medias que la cubrían esas piernas tan torneadas.

Cerré el libro, o puse al lado de mis tacones y me dispuse a preguntarle.

-Quiero respuestas sobre el tema de la carta, de la lucha, y todo lo que sepas relacionado a cerca de esto y lo que está pasando.

Noté que me miraba las piernas y las aparté un poco para que no se desviara del tema.

- No se nada sobre ese tema, solo sé que cuando terminas de luchar contra uno te llega otra carta con tu siguiente adversario.

Dije todo esto mientras seguía intentando mirarla las piernas que brillaban con la luz del sol.

-Eso yo también lo sé, pero necesito respuestas,¿No sabes nada de nada? ¿No sabes quien está al mando de todo esto? ¡Enserio! estoy desesperada, necesito respuestas.

Mi tono de voz cada vez iba aumentando, decidí relajarme y tranquilizarme.

- No, se exactamente lo mismo que tu, es decir nada- la seguí mirando un momento y desvié la mirada hacia el barco que tenía anclado en el muelle.

-¿Quieres dar una vuelta en barco mientras pensamos en lo que sabemos de las cartas?

Me invitó a su barco y yo acepté. Me levanté y me empecé a poner las medias y los tacones. Recogí el libro y la toalla y me los puse en mi mano izquierda.

-¡Te sigo! -dije con una sonrisa pero a la vez sonrojada.

Cada vez desconfiaba menos de él, me sentía, más bien, segura...como si nada me pudiera hacer daño.

La guié hasta el barco y la ayudé a subir.
- ¿Sabes montar?-se lo pregunté con una sonrisa de autostisfacción en mi cara.
Arranqué el motor y alejé el barco de la costa hasta ponerlo en un lugar desde el que se pudiese salir con el viento.

Me guió hasta el barco y, como un caballero, me ayudó a subir. Como pude me metí la falda entre las piernas para que no viera nada impuro.

El barco era precioso, y bastante grande. Fuimos hasta la costa y pusimos rumbo mar adentro.

-¡Qué bonito barco tienes! - Estiré la toalla en el suelo del barco y me tumbé en ella dejando el libro al lado y (otra vez) quitándome los tacones. Me puse a mirar el cielo, estaba anocheciendo y el atardecer era precioso - mira el atardecer Dragon, ¡es precioso!

Me tumbé sobre el suelo junto a Lere, y me quedé obsevando el atardecer.

Me giré para ver como la luz anaranjada mostraba todas las facciones de su rostro niveo. - Sí que es precioso- dije sin apartar la mirada de ella.

Noté cómo se tumbaba junto a mi.

Me giré para mirarle y le vi observándome fijamente, me entró la vergüenza y roja como un tomate puse la vista al cielo. Estaba empezando a sentir cosas, pero no, no podía...¿y si era el que organizaba todo lo de la lucha? Aún no me podía fiar de él, pero había algo en su interior que me atrapaba...pero ¿y si sólo me quería para matarme?...Decidí no decir nada y esperar a ver su reacción.

Al ver como reaccionaba mirando hacia el cielo me levanté y adricé el barco para que no se inclinase tanto y no rodasemos hacia los lados.

Poco a poco fue oscurciendo y decidí encender unos focos para iluminar el barco.

-¿ Hacia donde quieres ir?- la pregunte mientras me sentaba a su lado junto al timón.

Creo que notó mi incomodez y por eso se levantó.

-Pues cualquier sitio me vale con tal de estar contigo -Pensé.

-Pues nosé...donde quieras un sitio en el que se vean las estrellas y la luna perfectamente. - Yo seguía tumbada pensando en lo que iba a ocurrir a continuación.

Arranqué el motor y lo puse en dirección hacia una pequeña costa.

-Este sitio es perfecto para ver las estrellas en verano, ¿si es solo eso lo que piensas hacer?-lo dije con la voz mas sensual que pude aprovechando ese momento.

Al oir eso me sobresalté, los ojos se me abrieron como platos y decidí hacer como si no lo hubiera oído. Estaba acostumbrada a ese trato, me había dedicado a eso, pero no sé por qué con él era diferente. Me levanté fui hasa su lado y le pregunté:

-Bueno, y tú, ¿A qué te dedicas?

-Soy cazador, pero tengo distintos tipos de presa- dije con una sonrisa picara.-Cazo animales, bestias, mounstros,...y mujeres.Dije todo esto dejandome llevar por el momento y las ganas de marcha mas grandes que había tenido en toda mi vida.

-Pero a estas últimas las trato de una manera muy distinta a las de los otros.

Al decirme eso le miré con indiferencia...

-Conque cazas mujeres...eso tiene que ser un trabajo bastante difícil, ¿no?- dije esto a ver si le pillaba...había dos opciones, que estaba siempre con mujeres o que lo había dicho para intentar impresionarme y no ha habido muchas en su vida....sólo con una respuesta iba a saber su verdadera personalidad.

-Bastante, pero no imposible, hay presas más dificiles que otras, tu pareces de las que se dejan cazar, pero te suelen dar calabazas cuando crees que las tienes, a no ser que tengan muchas ganas...

Lo dije mas seguro de lo que estaba pero ya estaba dicho

-Has acertado bastante bien, demasiado bien...pero bueno, con que eres un mujeriego, ¡¿eh?! -Eso me decepcionó un poco, pero seguí segura.

Estaba llendo demasiado lanzada creo yo, pero no podía parar. Justo en ese momento llegamos a la costa.

-No, no soy un mujeriego, pero tengo mi aventuras, como todo el mundo.- Dije esto al notar su mirada de decepción en el rostro.

Legamos a la costa y la ayudé a bajar hasta la orilla del agua que estaba un poco fría. Coloqué la toalla y la tumbé sobre ella.

Cuando llegamos a la costa, me ayudó a bajar y me tumbó encima de la toalla, me quedé observándole y le indiqué que se tumbara a mi lado.

-¿No crees que se está a gusto aqui? Los dos solos, a la luz de la luna, con un montón de estrellas en el cielo...

-Es todo perfecto- Pensé

-Sí, aqui se esta muy bien.-Lentamente fuí colocandome sobre ella y colocaba mi boca sobre la superficie de su cuello blanquecino, que poco a poco se fue tornando rosado y despues de un rojo intenso.- Todo iba por buen camino- pense mientras continuaba con el chupetón.

Le noté cómo se subía encima de mi. Estaba rara, lo había hecho miles de veces, pero esa vez estaba nerviosísima. Le noté cómo me empezó a chuparme el cuello. Quería parar, pero a la vez no quería. Era una sensación extraña de placer y a la vez de preocupación...no sabía lo que hacer, así que me deje llevar.