El kunai se clavó en el hombro provocando que perdiera mucha sangre. Esto hizo que cayera, mi vista se iba haciendo borrosa, no me lo podia creer, me habian vencido... Alcé con dificultad la mano y me quite el guante, ya no sentia el ardor. Pude comprobar que efectivamente, el nombre se habia borrado. Cerré los ojos cansada, no solo por la perdida de sangre, sino por el hecho de tener que aceptar esa derrota.