hora de dejar claro quien es el dominante [Edgar y Sanosuke]

Separé las manos de su vientre y las estiré y las pegué a cada lado de la pared. Quité mis manos que estaban sobre las suyas y metí mis 2 manos a ambos lados de su pantalón. Empecé a acariciar sus piernas y desde dentro del pantalón agarré si trasero muy fuerte para intentar excitarlo.

-Oblígame a no hacer esto.

Noté como retiraba mis manos de mi vientre, y las situó contra la pared, dejándolas ahí mientras con las suyas se dedicaba a acariciar mis piernas. Cerré con fuerza los ojos mientras me pegaba mas a la pared. Gemí con fuerza al notar sus manos apretando mi culo, dentro de mis pantalones. No podía dejar que me hiciera lo que quisiera, por lo que me giré un poco y le di una patada en el abdomen, haciéndolo apartarse de mi.
Era cierto que me había excitado, la erección que portaba era una clara muestra, pero no por ello iba a dejarme hacer nada por el. Me sacaba de mis casillas, me ponía de los nervios. Lo observé con el ceño fruncido, sin saber que decirle, deseando que las miradas mataran.

Noté su pierna en mi estómago y puse una de mis manos en mi vientre. No me hizo mucho daño,pero retrocedí por el impacto y coloqué mi mano sobre el vientre. Me reí y me volví a acercar a él de nuevo. Empecé a besar su cuello y metí mi mano por su pantalón hasta que sentí la erección. Volví a reír y agarré su miembro por encima de su ropa interior.

-Pero...que te pasa?-dije entre risas

Su risa era la mayor humillación que podía sentir en ese momento, a pesar de lo bonita que me parecía. Apreté los dientes y los puños, los cuales tenía apoyados sobre la pared. Volví a sentir como se acercaba, y un escalofrio recorrio mi espalda. No tarde en volver a sentir sus labios en mi cuello, jamás lo reconoceria pero me encantaba.
Su mano se coló en mi pantalón, y maldecí por lo bajo al tiempo que un gemido escapaba de mis labios.
- Tu me pasas- dije girándome para encararlo. Traté de que mi rostro reflejara molestia y enfado, pero en esos momentos mi cara debía de ser un poema.

Saqué la mano de su pantalón y clavé mis brazos a la pared a ambos lados de su cabeza creando una pequeña jaula para mi animal acorralado. Aquel sitio no era bueno para hacerle nada...cualquiera nos podía ver.Algo que a mí daba igual pero él...saldría corriendo porque es un cobarde.Me acerqué a su oído y le dije:

-Monada...aquí no podemos hacer nada...así que tendremos que dejarlo para otro día...Llámame.-dije mientras me giraba y empezaba a andar-ah y...si yo te paso...soluciona tu problema contigo,no será la última vez que me veas.

Noté como sacaba sus manos de mi pantalón, y se me escapo una pequeña queja, pero pronto me mordí los labios reprimiéndola. Tenía sus manos, encerrándome entre el y la pared. Tragué saliva, cuando se separó y se dispuso a marcharse.
Sentí el primer impulso de seguirlo, de exigirle que terminara lo que había empezado. Pero en lugar de eso, resbalé por la pared, hasta sentarme en el suelo. Enterré la cabeza en mis brazos, derrotado. Era lo peor, lo odiaba, me ponía de los nervios. Levanté un poco la cabeza, sorprendido con lo último que dijo.
- Lo solucionaré, la próxima vez no te irás de rositas- dije con tono molesto mientras observaba su espalda.
- Y no esperes que vuelva a llamarte, cuando quieras solucionar esto, llama tu- dije en tono frío antes de volver a enterrar la cabeza en mis brazos.

Lo solucionará,como? si yo era el que lo dominaba. Me giré y me puse en cuclillas delante suya mientras lo agarraba del cuello de la camisa.

-Solucionaras? el que? si aquí tu no mandas,yo soy tu amo entiendes,mi amor?-dije mientras levantaba su cara con mis dedos.

-Y...como quieres que te llame?...sino tengo tu número...aunque...para que voy a llamarte...si me pegas patadas?-dije con cierto toque de ironía.

Me levanté del suelo y me volví a girar de espaldas,si el quisiera algo conmigo,vendría a por mi y entonces sabría si yo le interesaba.

Giró y volvió hacia mi, en ese momento me arrepentí de haber abierto la boca. Primero el cuello de mi camisa, y después sus dedos levantando mi rostro. Sus palabras me humillaban, tal vez porque era cierto que había conseguido dominarme.
Según se giró para marcharse, me levanté y caminé deprisa, pasando a su lado con la cabeza baja y sin mirarlo.
- Esto no va a quedar así- murmuré al pasar a su lado, y me dispuse a salir de aquel lugar. Pero a donde iría? Bueno, en casa me esperaba Enzo, tal vez sería un buen momento para volver.