Llegué a mi casa después de haber ido a la editorial a aclarar algunas cosas sobre mi nueva novela.
Miré el buzón y vi dos cartas: la de mi amiga y una carta misteriosa sin remite.
Leí la carta de mi amiga y después abrí la que no tenía nombre. En la carta ponía un nombre y, al instante, en mi mano empezó a escribirse algo, como si un rayo me estuviera escribiendo la mano a fuego lento, pero en vez de fuego salían palabras y dolían... dolían demasiado. Después todo se calmó y las palabras se quedaron ahí. En mi mano ponía: "Emily Moonlight". La chica con la que tenía que combatir.